“Manolín está en la luna”.
Autora: Ada Casares Cabrerizo.
Manolín es un niño de nueve años, es alegre, extrovertido, travieso y un poco despistado. Le gusta el pan con nocilla, el fútbol y tirarle del rabo al gato de su vecina. No le gusta sacar la basura y mucho menos acompañar a su abuela los domingos a la iglesia. Él es un niño piscis, porque nació el 25 de febrero, o al menos eso es lo que dice la revista del horóscopo, las personas de ese signo suelen ser muy despistadas y están siempre en las nubes, pero también son muy sensibles e ingeniosos.
-Mamá ya estoy en casa. -Dio un fuerte portazo, olvidó que los viernes de 5 a 7 horas no hay nadie en casa. Su padre trabaja hasta las 8 y su madre sale a pasear con la abuela. Subió a su habitación estuvo 15 minutos y bajó a la cocina, volvió a subir, algo estaba tramando. Estaba tan embelesado que no se dio cuanta del tiempo y de que la familia ya estaba en casa.
-Manolín, Manolín -Lo llama su madre desde la escalera.
-Este niño está en la Luna -Dijo la abuela.
-Te he pillado con las manos en la masa -Gritó Beatriz, que es como se llama su madre.
Encima de la cama tenía dos bolsas de basura, el rollo de papel de plata, el que se utiliza para envolver comida y el casco que su padre usa cuando va en moto.
-Voy a hacerme un traje de astronauta -Gritaba saltando en la cama.
-A cenar
-Sí mamá.
Aquella noche todo parecía diferente: la cena no era aburrida, su abuela le había sonreído, ella nunca lo hacía, e incluso no le molestó sacar la basura.
Todo era diferente, todo menos ella, estaba allí, donde siempre, blanca, redonda, la Luna, la Luna le encantaba.
-Papá ¿me acompañas?
Se lavó los dientes y de una salto se metió en la cama.
-Que descanses hijo
-Buenas noches, hasta mañana.
Se imaginaba que era de alguna nave, había visto una docena de veces La guerra de las galaxias. Antes de dormir siempre contaba ovejitas:
-15, 20, 30...
30 minutos después entró en un profundo sueño.
-¡Cerrad todas las puertas herméticas, estamos siendo invadidos por alienígenas del planeta Marte!
-Todos a sus puestos y preparados para el contraataque, saldremos con nuestras espadas láser y acabaremos con ellos.
-Señor no es posible, estamos en la Luna, no podemos luchar sin los trajes espaciales, además...
-Silencio, yo soy el capitán Manolín y debéis obedecer mis órdenes.
La batalla duraba ya tres noches seguidas porque en la Luna esta todo muy oscuro.
-Tac, tac.
-Adelante.
-Mi señor, deberíamos retirarnos, ellos nos triplican en hombres, los nuestros han muerto más de la mitad y los que quedan están abatidos.
Hubo un largo silencio y después dijo:
-Sí, es lo mejor, poner rumbo a la Tierra, a casa.
Manolín sudaba y daba vueltas de un lado a otro de su cama.
-Hijo, hijo, despierta ¿qué pasa?
-Mamá, mamá, ya estoy en casa, ya estoy en casa.
-Claro ¿dónde ibas a estar si no?
-Sabes, mamá ya no quiero ser astronauta, de mayor quiero tener un trabajo cerca de ti, de papá y de la abuela.
-Me parece estupendo, eres un sol.
Manolín estaba contento, había notado que él era el rey de su casa.
Colorín, colorado el cuento ha terminado.
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